Actores para el Oscar (VI): Mickey Rourke

Los bloggeros más jóvenes hace apenas unos meses no sabrían decir quién era el hombre que se escondía tras este nombre... quizá, algún lumbrera lo recordaría por su último papel sobresaliente en la meritoria Sin City (2005) (que ya señalamos cuando hablamos de Benicio del Toro). Pocos sabrían decir que este actor fue uno de los actores más admirados, idolatrados e influyentes en el Hollywood de los 80, una década vertiginosa en la que brillaban estrellas como Debra Winger, River Phoenix, Richard Gere o Patrick Swayze, entre otros. ¿Por qué perdimos la estela de su camino y reaparece, triunfante, ahora?¿Es realmente el verdadero merecedor del Oscar a Mejor Actor Protagonista por The Wrestler?. Vamos a ver:

Nacido como Philip Andre Rourke Jr., en la localidad neoyorkina de Schenectady, el 16 de Septiembre de 1956. Con apenas 7 años sus padres ya se habían divorciado y él había marchado, con su madre, a Liberty City (Florida). Desde pequeño tuvo claras pasiones que ha mantenido toda su vida: el cine, el boxeo, las motocicletas y el béisbol, de hecho, su nombre artístico proviene del jugador Mickey Mantle. Decidido a formarse como actor, se matriculó en el elitista Lee Strasberg Theatre Institute de Los Ángeles, consiguiendo sus primeros papeles en producciones televisivas, destacanso su salto al cine, de la mano del todopoderoso Steven Spielberg, en 1941 (1979). Comenzaban los años 80 y Rourke vería, progresivamente, aumentar su fama año tras año, aunando títulos que serían claves y, quizá, lo mejor de su trayectoria: La puerta del cielo (1980), de M. Cimino; Fuego en el cuerpo (1981), de L. Kasdan; Diner (1982), de B. Levinson y La ley de la calle (1983), de F. F. Coppola, fueron éxitos que le encumbraron como una gran promesa del cine, además de asignarle el cliché de actor guapo, seductor y descarado.

La vida sonreía a Mickey en todos los sentidos, casado con la también actriz Debra Feuer, desde 1981, no paraban de llegarle suculentas ofertas que no dudó protagonizar y que le catapultaron al estrellato internacional: Manhattan Sur (1985), nuevamente dirigido por M. Cimino, y, sobre todo, 9 semanas y media (1986), de A. Lyne, El corazón del ángel (1987), de A. Parker, y El borracho (1987), de B. Schroeder, films definitivos en su carrera. El clásico de Lyne revolucionó al espectador con la tórrida relación de los protagonistas, un Rourke pletórico y una semi-desconocida, hasta entonces, Kim Basinger, que la convertió en mito erótico desde entonces; aunque, si cabe, fue más polémica la escena, con sexo explícito incluido, que mantenía con la co-protagonista de El corazón del ángel, Lisa Bonet.

En 1989 se divorcia de Feuer y comienza su preparación para dedicarse, además, al boxeo profesionalmente, debutando en 1991, si demasiado éxito, con el apodo de Marielito. La experiencia duraría apenas 4 años, periodo en el que su declive como actor comenzó a ser visible: apegado, irremediablemente, a la imagen de sex-symbol, se encasilló en películas que rememoraban a sus éxitos: Orquídea salvaje (1992), de Z. King, fue un pésimo título donde conoció a la que sería su 2ª esposa, Carré Otis; matrimonio tumultuoso, con denuncia de malos tratos de por medio, que culminó en divorcio en 1999. El neoyorkino se refugió en las operaciones de cirugía estética, para disimular las cicatrices de sus enfrentamientos en el ring, trabajando en películas de bajo presupuesto apareciendo en papeles secundarios, sin grandes pretensiones, como en Legítima defensa (1997), de nuevo bajo las órdenes de Coppola, Animal Factory (2000), de S. Bucesmi, El juramento (2001), de S. Penn, o El fuego de la venganza (2004), de T. Scott.

La experimental Sin City (2005), de R. Rodríguez & F. Miller, fue su bálsamo, despertando el interés de los críticos que alabaron, unánimente, su interpretación como la mejor de todo el reparto, personificación de Marv, un exconvicto en busca de venganza. Repitiendo ese mismo año con Tony Scott en la tediosa Domino, junto a Keira Knightley.

Rourke, alejado de los roles protagonista relevantes, tuvo que esperar que un genio como Darren Aronofsky le devolviera la gloria, eligiéndolo para realizar su nueva obra: "The Wrestler" o lo que es lo mismo, la historia de Randy "the Ram" Robinson, un antiguo campeón de lucha libre en el ocaso de su carrera... un papel perfilado para el lucimiento del actor y una película que entusiamó desde su presentación en la Mostra y que la hizo acreedora, como sabemos, del León de Oro. A Mickey se le escapó la Copa Volpi pero, a buen seguro, recogerá, más de un galardón por este papel y, muy seguramente, vivirá su primera nominación al Oscar.... pero ¿lo ganará? división de opiniones, sin duda, es de los grandes favoritos... pero la Academia no olvida... pero sabe perdonar.